Entrevista a Alberto Anaya, diputado del Partido del Trabajo de México

Diversas personalidades de América y el Caribe asisten al XXI Seminario Internacional "Los Partidos y Una Nueva Sociedad" que organiza el Partido del Trabajo (PT) de México y que culminará el 25 de marzo.  

Alejandro Toro, uno de los ponentes del seminario y director de la Fundación Avanza Colombia, dialogó con Alberto Anaya Gutiérrez, dirigente del PT que actualmente se desempeña como diputado federal de este país y quien también ha sido senador y es reconocido en el mundo académico por sus estudios sobre el derecho y la sociología.

Alejandro Toro: Licenciado, ¿quién es Alberto Anaya Gutiérrez?

Alberto Anaya: Luchador social en primera instancia, académico, durante muchos años maestro universitario, desde la fundación del Partido del Trabajo me desempeño en la dirección nacional y como consecuencia del nuestro ejercicio político electoral nos ha tocado participar en el Congreso de La Unión, tanto en la cámara de diputados como en el Senado en distintas ocasiones.

Junto con el partido, empujamos un proyecto dirigido a buscar el bienestar, el desarrollo, el combate a la pobreza extrema e impulsar también el desarrollo económico-social de México, porque si el país se desarrolla, todos los mexicanos también gozan de sus beneficios, pues si tenemos propuestas alternativas para el país. Y desde luego en esa tesitura buscamos que nuestra plataforma electoral sea conocida por el electorado, su voto será consciente en función de propuestas, proyectos, planes de trabajo, proyectos de nación y demás.

¿Qué papel juega el Partido del Trabajo dentro de esta realidad mexicana, que algunos desde afuera leen muy compleja, que en ocasiones es mediática y en ocasiones tienen unas causas objetivas? ¿Cómo juega o participa el partido en estos cambios?

Nuestra presencia es a nivel nacional, cuando participamos en procesos electorales federales, entre ellos la disputa por la presidencia 2006 y 2012 tuvimos candidato, habiendo ganado en las dos ocasiones pero el fraude se impuso, estamos preparándonos para volver a ir en el 2018, en esa misma perspectiva con Andrés López Obrador.

Hay procesos intermedios en los Estados, no sé si en su casa se llaman provincias, pero aquí son Estados y en los Estados también hay comisos para elegir a sus gobernadores, presidentes municipales y diputados y también ahí participamos en dos escenarios, a la par que nos autoproclamamos un partido de gestión, de autogestión y desde luego gestión compartida, es decir, un partido protagónico, un partido que busca que la democracia participativa sea el eje del funcionamiento de la democracia mexicana, pero sobre todo que sean actores de su propia transformación y que sean también actores de decidir su propio destino y su propio rumbo; impulsamos mucho las organizaciones sociales de masas a nivel comunitario, de ciudades y campo, participamos en movimientos estudiantiles y magisteriales y desde luego también en el ámbito de procesos sociales en el campo y en la ciudad a nivel sindical.

En un más amplio espectro ¿cómo es el proceso de integración con otros partidos y movimientos sociales en Latinoamérica y Centroamérica para consolidarlos como una fuerza también regional con propuestas regionales?

Ante todo estamos abiertos a aprender. A partir del 97 prácticamente 98 con Hugo Chávez en Venezuela, comienza a darse un vuelco al acento izquierdista de prácticamente todos los países de América Latina y el Caribe y en esa perspectiva es que están cambiando las realidades, cambian en Venezuela, cambian en Bolivia, cambian en el caso específico de Ecuador, cambian también en Uruguay, cambian en Brasil, en Argentina mismo, en Chile ahora con [Michelle] Bachelet, cambian desde luego en Nicaragua con Daniel Ortega o en El Salvador también con Salvador Sánchez Cerén, que en la pasada lucha armada donde se disputaban el control del país, terminaron a través de acuerdos de paz buscando la vía parlamentaria, la vía electoral, los caminos para participar en la disputa del poder político; situación que lograron recientemente y pues en esa perspectiva estamos atentos a aprender de esos procesos, estamos atentos a que sus enseñanzas también nos enriquezcan para que la práctica política en nuestro país sea producto de una sistematización de prácticas sociales en todo el continente, particularmente en América Latina y el Caribe.

¿Qué papel cree que juega actualmente Colombia en estos cambios que se han ido dando, como dice usted claramente desde el surgimiento de las propuestas del comandante Chávez?

Indudablemente en Colombia con Manuel Marulanda se inaugura una disputa impuesta por las condiciones del proceso insurreccional a las Fuerzas Armadas de Colombia, pues cuaja en ese ejército, que durante décadas ha mantenido el paradigma de lograr el poder a través de la lucha de las armas. Hoy América Latina abre un nuevo paradigma, lograr la conquista del gobierno y las transformaciones incluyendo los marcos jurídicos como son constituciones y leyes, vía la fuerza de las urnas, creo que en esa dinámica, en estas urnas en Colombia hay que intentar lo que se hizo en El Salvador, en Nicaragua y en el propio Guatemala a la disputa del poder, vía la fuerza de las urnas como un paradigma insurgente dentro del marco de lo que se conoce como el socialismo del siglo XXI.

Eso desde luego al final que lo hicieron los demás países que concretaron procesos de paz, tienen que pedir que sean condiciones como una reforma político electoral, los reclamos de tierra de los campesinos, ayudan, garantías básicas para los obreros y prestaciones, ayudan, garantizar el derecho a la educación básica gratuita pública y obligatoria, ayudan, y desde luego las políticas sociales que busquen acceso de los pobladores a la vivienda, el acceso a la salud, el acceso al campesinado a ser apoyado en sus proyectos de desarrollo ese apoyo, de los pequeños, medianos y grandes empresarios nacionalistas en la lucha por construir una Colombia unificada que sea el camino a la democracia lo que gobierne las transformaciones y los cambios alternativos en Colombia, creemos que esa vertiente necesita ser asimilada tanto por el gobierno actual de Santos como de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, a veto de que se puedan cuajar acuerdos, que permitan que Colombia entre a una etapa de paz que garantizamos que va ser una etapa fecunda, una etapa de reconstrucción, una etapa de paz desarrollo y progreso para todos los colombianos, creo que hay que abonar el camino de la paz.

Licenciado, el foro de Sao Paulo ¿qué papel cree que ha tenido no solo dentro de los diálogos de La Habana, sino en acompañar estos cambios políticos y sociales en Colombia?

Creo que ha sido importante, porque a partir del triunfo de Salvador Allende177 en Chile en el 71 que devino en el golpe de gobierno a Pinochet en el 73, pareció que la vía pacífica, la vía electoral estaba cancelada para América Latina y el Caribe, creo que esta situación se retoma con mucha fuerza a partir del triunfo de Chávez en el 98 en Venezuela y en ese camino han ido andando los distintos países, creo que es la ruta que está marcando de nuevo retomar la vía político electoral como camino de la conquista del poder de los distintos países, a efecto de actualizarse con la modernidad. Consideramos que el foro de Sao Paulo hace un papel muy importante, pero sobre todo la experiencia de que si se puede; la experiencia de Brasil, de Uruguay, de Chile, de Argentina, de Bolivia, de Ecuador, de Nicaragua, Salvador, Venezuela misma, en su momento Paraguay, demostraron que si se puede lograr, sobre la disputa pacífica por el poder por vía democrática, ese ambiente creo que está siendo muy benéfico para que Colombia retome ese camino, que los países latinoamericanos y del Caribe han tomado, entrar a disputa pacífica por el poder y el camino de la lucha político electoral pacífica.

La triada de la que nosotros hablamos es de seguridad, desarrollo y paz, ¿en qué orden pueden darse profundos cambios?

Sucede con los países que tienen más alto nivel de vida en todo el mundo, superando Estados Unidos, a Japón, superando a la propia Alemania, entonces en esa perspectiva creo que se debe buscar construir un Estado de bienestar.

Una línea que hoy hacen los países del Norte de Europa, me estoy refiriendo a Dinamarca, a Noruega, me estoy refiriendo también a Suecia, Finlandia e Islandia que hoy por hoy tienen los mejores sistemas educativos del mundo pero también los sistemas más equitativos y los sistemas con Estado de bienestar que hace posible que las desigualdades sean menores y eso le ha dado mucha estabilidad, es decir, no se puede pedir desarrollo, no se puede pedir paz sino se firman acuerdos que garanticen un cambio en la situación de Colombia, que apunten al Estado de bienestar que hoy tienen los países nórdicos.

¿Existe algún tiempo en que se podría hablar de una firma de acuerdos dentro de esta perspectiva?

Necesitan trabajar una hoja de ruta, un cronograma que les permita ir ubicando en el tiempo las transformaciones y a partir de esos compromisos generar la paz, porque no pueden esperar a que esas realizaciones se hagan.

Con la hoja de ruta, compromisos firmados en el tiempo y cubriendo las transformaciones que Colombia necesita pueden garantizar una situación de paz y caminar en la dirección de las transformaciones democráticas y pacíficas que hoy caracterizan a América Latina y el Caribe.

Hay un aspecto fundamental que es la pedagogía de la paz, porque mucha gente está desinformada de lo que está pasando, por el papel nefasto de los grandes medios de comunicación, por nuestras propias incapacidades, entonces hay mucho desconocimiento, hay una opinión pública que han creado a través de esa campaña mediática que no se entiende porque hay gente que dice si yo quiero la paz pero no quiero ver a la guerrilla en el senado, los quiero en la cárcel a todos, entonces ¿cómo pretender una paz si los que la van a hacer se van para la cárcel?, ¿quién va a hacer una paz para irse para la cárcel?, entonces son cosas que no corresponden, pero que nosotros podemos ayudar a partir del trabajo que hagamos en pequeños grupos, en grupos más grandes, una pedagogía de la paz no para difundir las posiciones de la guerrilla o del gobierno sino la importancia y el significado de lo que se ha logrado.


En la foto: De izquierda a derecha, Alejandro Toro y Alberto Anaya

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